En su ensayo La chica rara, Carmen Martín Gaite tiene en cuenta a muchos personajes de distintas autoras consideradas como la chica rara. Tengamos en consideración algunas menciones que hace, sabiendo así que contaba ya con un antecedente titulado la novela rosa:
En una encuesta realizada por La Estafeta Literaria, el 5 de marzo de 1944, Julia Maura declaró que la novela rosa era <<un pomo de veneno en manos femeninas>> y que <<acababa siempre donde comienza la vida: en el matrimonio>>. Por su parte, Carmen de Icaza y Concha Linares Becerra, dos de las autoras españolas más destacadas en ese género, protestaban del sambenito de la atribución.
En una época como la de la primera posguerra española, donde los modelos de comportamiento ofrecidos a la mujer por la propaganda oficial eran los de restituirla a la pasividad de <<sus labores>> , como reacción a las novedades de la República, sí podía encontrarse cierto conato de <<modernidad>> en aquellas protagonistas femeninas de la Icaza o de las hermanas Linares Becerra que viajaban solas, desempeñaban un trabajo y se aventurabann a correr ciertos peligros, sin que alterase por ello su contextura moral.
En nuestro libro el referente de esta protagonista femenina que se aventuraba a correr ciertos peligros, la encontramos en Blanca. Esta se atreve a desafiar las leyes establecidas por su sociedad, y en este caso las que le toca acatar por la clase social a la que pertenece. Estaría muy mal visto que <<una señorita>> de su clase se envolviera con un campesinos y mucho menos que tuviera ciertos encuentros amorosos con él.
Entrecomillo << una señorita>> porque así es como la describe el padre y se refiere a ella y el hecho de que la considere una señorita es lo que hace que tenga ciertas barreras en su vida Blanca y que por ello tenga que llevar su relación a escondidas.
En La casa de los espíritus, Esteban en una de las ocasiones cuando ya se encuentra incapacitado para muchas labores y tiene que ser cuidado por todas las lesiones que sufrió tras el terremoto, reflexiona sobre su hija y dice:
Mi hija desde chica era rara y nunca fue la niña cariñosa y tierna que yo habría deseado. En realidad parecía un quirquincho. Desde que me acuerdo fue arisca conmigo y no tuvo que superar el complejo de Edipo, porque nunca lo tuvo.
Aquí podemos ver como Blanca se sale del estereotipo de mujer de su época y por ello es considerada una chica rara por su padre, esto es lo que nos dice Carmen Martín Gaite continuamente en su ensayo.
Dejo aquí el enlace en el que podemos encontrar el capítulo 4 del volumen "Desde la ventana" de Carmen Martín Gaite :

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