sábado, 5 de abril de 2014

Acerca de un hecho del primer capítulo


En la primera entrada realizada por mí en este blog me gustaría plantear un tema controvertido a modo de acercamiento al gran libro "La casa de los espíritus", de Isabel Allende. Tras este seguiré con aportes algo más formales, aunque no prometo nada, porque la crítica social y política siempre tiene a uno en primera línea de guerra.

En la página dieciocho del primer capítulo nos encontramos ante un hecho que evidencia de qué manera había grupos masculinos babosos que se "quedaban de piedra" viendo pasar una bella mujer, o una mujer que simplemente destacase por algún motivo aparente. Así lo narra Allende:

 "habría tenido que ser tarado para no ver esa aparición que provocaba un tumulto a su paso y congestionaba el tráfico, con ese increíble pelo ver que le enmarcaba la cara como un sombrero de fantasía, su porte hada y esa manera de moverse como si fuera volando [...] No fui el único hipnotizado, en pocos minutos se formó un corrillo de hombres que atisbaban por la vitrina". 

Este hecho me ha recordado a un vídeo (link: http://youtu.be/mzLh9g6QV_k) que vi hace poco sobre una situación similar en El Cairo, Egipto. En él hay un grupo de hombres que persiguen a una mujer vestida y maquillada de una forma que nosotros consideraríamos normal, aunque para el mundo árabe sería considerado pecado. ¿Cómo podemos permitir que haya todavía zonas tan incultas y patriarcales?... E incluso me atrevo a plantear la siguiente cuestión: ¿De verdad creemos que esa situación es pasada o actualmente se produce también?.

El principal problema al que nos atenemos es al discurso transmitido de padres a héroes, de gobierno a ciudadanos, un discurso que solo puede ser cambiado con el tiempo a través de esfuerzo y acción sobre el sistema. De todas formas, no puedo vislumbrar la solución sin pesimismo, ya que trasciende fronteras. La posibilidad de modificar el discurso es imposible si los países poderosos siguen lucrándose de estos países, vendiéndoles armas e influencia (por otra parte) para que sus gobiernos tiranos sigan con el control de la libertad discursiva. En fin, lo que planteo es un ejercicio de autocrítica gubernamental y cambio sistemático, idea que ya nos legó Gandhi: "si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo". 

Seguimos en contacto queridos lectores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario