martes, 20 de mayo de 2014

Jean de Satigny

Uno de los personajes secundarios de los que resta hablar brevemente es Jean de Satigny, un extranjero que se queda a vivir en las Tres Marías y que termina su papel en la obra contrayendo matrimonio (de conveniencia) con Blanca. Dos cuestiones: no se conoce nada de él ni de su pasado, pero la gente lo adora, porque encarna el exotismo y lo extraño de un británico que tiene una rutina peculiar. 

"Usaba zapatos de cabritilla y chaquetas de lino crudo, no sudaba como los demás mortales y olía a colonia inglesa, estaba siempre tostado por el hábito de meter una pelota a través de un pequeño arco con un palo, a plena luz del mediodía y hablaba arrastrando las últimas sílabas de las palabras y comiéndose las erres. Era el único hombre que Esteban conocía, que se pusiera esmalte brillante en las uñas y se echara colirio azul en los ojos. Tenía tarjetas de presentación con escudo de armas de su familia y observaba todas las reglas conocidas de urbanidad y otras inventadas por él, como comer las alcachofas con pinzas, lo cual provocaba estupefacción general. Los hombres se burlaban a sus espaldas, pero pronto se vio que trataban de imitar su elegancia, sus zapatos de cabritilla, su indiferencia y su aire civilizado. El título de conde lo colocaba en un nivel diferente al de los otros emigrantes que habían llegado de Europa Central huyendo de las pestes del siglo pasado, de España escapando de la guerra, del Medio Oriente con sus negocios de turcos y armenios del Asia a vender su comida típica y sus baratijas. El conde De Satigny no necesitaba ganarse la vida, como lo hizo saber a todo el mundo".

Sin embargo, su papel en la obra no finaliza muy positivamente, ya que Blanca descubre que tiene una habitación donde realiza actos de una excentricidad morbosa. Decide escapar corriendo, temiendo por su bebé. 

 

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